Generalmente, el
estudiante es un ser frívolo y de movediza imaginación que no dedica al estudio
el menor entusiasmo y que la mayor parte del las veces confía en el resultado
de todo un curso a una esfuerza supremo pocos días antes del examen.
Aprender es asimilar
es asimilar y toda asimilación requiere comodidad, oportunidad, ósea
compenetración ¿Qué logramos con aprender unas cuantas palabras y olvidar las en
seguida? Logramos gastar energía inútilmente. Un saco roto no se llena jamás,
sin embargo ¡que valor tiene el contenido de un saco roto¡ aprender cosas no
nada mas que con la memoria y no con la inteligencia, es lo mismo que echar
recuerdos en un saco roto.
Aunque se recuerde
perfectamente el primer párrafo de un estudio no debe proseguirse hasta que aya
interpretado la interpretación asegura la retención y aligera la memoria porque
una vez interpretada una definición o una idea ya no es precisa retener
palabras que la forman sino que basta recordar su esencia y su significado, su
acción su alcance su fondo. Esto no ocurre desgraciadamente porque de ocurrir
todos los que han estudiado gramática sabrían escribir todos los médicos
sabrían medicina los abogados sabrían el sentido de las leyes y todos los
hombres habrían sacado un provecho de la vida lo que no lo habrían sacado del
estudio lo habrían sacado de su experiencia.
El segundo párrafo de
un estudio ha de ser siempre forzosamente una ampliación del primero: una
definición o una repetición. Si es repetición
y tiene bien recordado el primero el segundo afianza el recuerdo; si es
una definición sabrá porque han aprendido lo que en el primero se expuso o
veremos en que nos equivocamos al desprender una idea del conjunto de palabras.
El resultado será poner en acción su raciocinio y así, leyendo, comprendiendo,
rectificando, y razonando es como se estudia, es como se aprende.
Fuente: Libro el Poder de Saber Ed. Santa Bárbara